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15/4/19

Alemania

[ALEMANIA]

(En Alemania, uno de cada cinco habitantes de ciudad vive en hogares en los que más del 40% de sus ingresos se gastan en vivienda; lo mismo sucede con uno de cada seis habitantes de ciudades-dormitorio y de pueblos, y con uno de cada ocho en el campo. Lo tienen en Eurostat Regional Yearbook - 2018 Edition, página 188 del informe, 190 del PDF:

[ec.europa.eu/ .. 9-4b0c-9d6d-eda24d412188] ))

[ALEMANIA]

Hay cierto paralelismo entre la España actual y la Alemania del tercer tercio del siglo XIX.

[www.marxists.org/ .. index.htm]

El librito de Engels Contribución al problema de la vivienda está escrito y publicado cumplidos los 25 años del Manifiesto Comunista, expulsados los anarquistas de la Internacional y con Bismarck comenzando su dominio en una Alemania que ya gozaba del proceso de industrialización y se planteaba el control del proletariado a base de cal —autoritarismo— y arena —Estado del Bienestar—. Entre los problemas de la industrialización, se encontraba el de la vivienda obrera, pero no en todas las ciudades, sino solo en las que no había habido planificación. La cuestión se puso de moda en ambientes burgueses.

Leemos:

– El carácter poco revolucionario de la solución preconizada por Proudhon [padre del anarquismo, junto con Bakunin], quien quería hacer de los obreros propietarios de su vivienda, se manifiesta ya en el hecho de que el socialismo burgués, aún antes que él, había intentado, e intenta todavía, realizar prácticamente esta proposición.

Alemania apareció tarde en el mercado mundial. Nuestra gran industria surgió en la década del cuarenta y recibió su primer impulso de la revolución de 1848; no pudo desarrollarse plenamente más que cuando las revoluciones de 1866 y 1870 hubieron barrido de su camino por lo menos los peores obstáculos políticos. Pero encontró un mercado mundial en gran parte ocupado. Los artículos de gran consumo venían de Inglaterra, y los artículos de lujo de buen gusto, de Francia. Alemania no podía vencer a los primeros por el precio, ni a los segundos por la calidad… El grueso de nuestra exportación se compone de una cantidad infinita de pequeños artículos, producidos en su mayoría por la industria a domicilio rural y para los cuales la gran industria suministra, todo lo más, los productos semimanufacturados.

Y es aquí donde aparece en todo su esplendor la bendición de la propiedad de una casa y de una parcela para el obrero moderno. En ningún sitio, y apenas se puede exceptuar la industria a domicilio irlandesa, se pagan salarios tan infamemente bajos como en la industria a domicilio alemana. Lo que la familia obtiene de su huerto y de su parcela de tierra, la competencia permite a los capitalistas deducirlo del precio de la fuerza de trabajo. Los obreros deben incluso aceptar cualquier salario a destajo, pues sin esto no recibirían nada en absoluto, y no podrían vivir sólo del producto de su pequeño cultivo. Y como, por otra parte, este cultivo y esta propiedad territorial les encadenan a su localidad, les impiden con ello buscar otra ocupación.

Esta es la circunstancia que permite a Alemania competir en el mercado mundial en la venta de toda una serie de pequeños artículos. Todo el beneficio se obtiene mediante un descuento del salario normal, y se puede así dejar para el comprador toda la plusvalía. Tal es el secreto de la asombrosa baratura de la mayor parte de los artículos alemanes de exportación.

Lo que en una etapa histórica anterior era la base de un bienestar relativo de los obreros —la combinación del cultivo y de la industria, la posesión de una casa, de un huerto y de un campo, la seguridad de una vivienda—, hoy, bajo el reinado de la gran industria, se convierte no solamente en la peor de las cadenas para el obrero, sino también en la mayor desgracia para toda la clase obrera, en la base de un descenso sin precedentes del salario por debajo de su nivel normal. Y esto no solamente en algunas ramas de la industria o en regiones aisladas, sino en escala nacional. No es sorprendente que la grande y la pequeña burguesía, que viven y se enriquecen con estos enormes descuentos de los salarios, sueñen con la industria rural, la posesión de una casa por cada obrero y vean en la creación de nuevas industrias a domicilio el único remedio para todas las miserias rurales.

España, en muchos aspectos, con su deplorable nivel salarial, es esta Alemania decimonónica. Pero hay tres cosas radicalmente diferentes:

– la deuda elefantiásica que tenemos que honrar cada día;

– después de tres décadas de burbuja, la sobrevaloración de la vivienda obrera recae sobre quien paga los salarios; y

– la juventud trabajadora que no puede himbertir —cadena y bola de por vida— no tendrá vivienda en propiedad —y se hará pobre pagando alquileres— hasta que no herede… ¡en el segundo país del mundo en esperanza del vida!

No es bonito es poco para calificar lo que nos viene, señores.

Publicado el: 15/04/2019 03:11

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