LA HEGEMONÍA MONETARIA ES INCOMPATIBLE CON LA SALUD COMERCIAL
Es el Dilema de Triffin 1.
Los inmuebles son bienes de consumo duradero no transables 2 utilizados en un timo intergeneracional, en el que el engaño consiste en tratarlos como bienes de capital y a todos sus tenedores como capitalistitas, y el perjuicio económico se perpetra contra la juventud, obligada a traerse su renta del futuro para himbertir. El timo ha sido tan masivo que, desde los 1980, ha dado lugar a toda una popularísima era económica en la que los trabajadores e intelectuales han cambiado la revolución por el mercado —el mercadillo, más bien—; era económica o modelo que todo el mundo llama capitalismo popular y neoliberalismo. Este modelo no funciona y el sistema capitalista lo está sustituyendo por el siguiente, mal que les pese a algunos. Lean aquí una reciente aportación al respecto:
[www.project-syndicate.org/ .. spanish]
El negocio inmobiliario es el más local que hay. Está unido al territorio. Es prácticamente imposible explotarlo a distancia. No se crean la patraña de la inversión internacional inmobiliaria: son todo operaciones de ingeniería financiera. Aparte de constituir o financiar sociedades y fondos en el extranjero, los bancos utilizan a las fortunas extranjeras para dar cobertura a sus enjuagues locales, máxime al final de las burbujas y reburbujas. Además, desde la tulipomanía 3 sabemos que los rocamboles, para estafarte, invocan la existencia de extraterrestres que te los quitarán de las manos —entonces, los extraterrestres eran los franceses, extraterrestres que jamás invirtieron en bulbos—.
Al popularcapitalista lo que le interesa es la preservación del mecanismo de extracción de rentas aproductivas inmobiliarias. Le interesa que sus inmuebles valgan —lo que, a la postre, es cuestión financiera y fiscal— y que sus bichos sean dóciles. Prefiere que haya poca producción a que haya mucha pero que no funcione su extracción usurera.
Todos se preguntan el porqué de la trade-war —y del brexit y del procés, etc.—. Pero nadie tiene los arrestos para contestarse porque quien más quien menos tiene sus huevos puestos en la cesta inmobiliaria. Entre nosotros, pobretones, además, abunda el mismacestahuevón.
Está claro prima facie que la trade-war es una de las añagazas roñosas anticapitalistas que se están perpetrando a la desesperada para aguantar como sea el derrumbe del modelo popularcapitalista de los 1980. ¿En qué cabeza cabe razonablemente que el sistema capitalista quiera romper la unión aduanera o el libre comercio?
El imperialismo hoy en día consiste en que la periferia produce y, además, financia al centro, que ni trabaja ni emprende y solo pone la moneda.
Subir esos impuestos a la importación que son los aranceles, te sirve para:
1) inmediatamente, recaudar de los importadores;
2) mediatamente, inflacionar, si es que los importadores consiguen trasladar el arancel a precios interiores, y volver a recaudar impuestos interiores; y
3) quizá, sustituir importaciones por producción nacional, pero a tan largo plazo que sobrepasa las próximas elecciones y las siguientes.
Adicionalmente, te es útil para:
4) justificar subidas discrecionales de otros impuestos, especialmente, los indirectos de los bienes no transables; y
5) abroncar a los Gobiernos y mayorías naturales de los países exportadores para intentar que renuncien a cosas que no tienen nada que ver, como Huawei o la emigración —lo que llamamos uso alternativo del arancel—, aunque, ¡ojito, eh!, les obligas a buscarse la vida al margen de ti y, por tanto, a fortalecerse.
Además, consigues:
6) estafar a tu mayoría natural electoral —que no comercia ni viaja y se cree importante porque posee un pisito—, que es la que soporta económicamente la mayor recaudación tributaria e inflación, y que va a tener que fabricar las naderías que antes importabas, además de ocupar los puestos de trabajo reservados a inmigrantes; y
7) herir la susceptibilidad monetaria del resto del mundo, que hasta ahora se veía obligado a tener que comerciar contigo para hacerse con tu moneda —a ti te bastaba con imprimirla—, con el consiguiente daño para la hegemonía de tu moneda.
Un servidor, que fue oficial del Ejército de Tierra, siempre que se habla de guerra, se acuerda de Clausewitz y sus tres elementos en toda guerra: política, odio y juego.
Ciertamente, las guerras comerciales son buenas y fáciles de ganar, solo que la frase no se refiere a quien las declara. Además, declarando tú la guerra, es decir, realizando tú los primeros actos de fuerza para imponer tu voluntad, te ves obligado a llegar hasta el final, si no, la pierdes. Y una espiral bélico-comercial es muy difícil de mantener si no estás dispuesto a pasar penuria porque el mundo lleva dos siglos largos comerciando a la luz de lo que se llama la ventaja comparativa 4 y, ahora, todos dependemos de todos.
La guerra comercial de la autoridad fiscal norteamericana contra el mundo —UE, China, México, India— forma parte de la Guerra Total —Totaler Krieg— del popularcapitalismo contra el capitalismo, a la que nosotros nos referimos hace años aquí:
(Youtube)
La trade war es uno de tantos estertores del popularcapitalismo, como el brexit o el procés, estertores que se dan a espaldas del ortograma capitalista, del Dinero y el Capital, con las autoridades monetarias atónitas, hablando de dark room y watch and wait 5. Imaginen por un instante cómo sería el mundo si el brexit, el procés y la trade-war tuvieran éxito y razón.
Los leones y lobos, para tranquilizar a sus gacelas y corderos mientras les estafan, andan diciéndoles que, agotado el margen para la recompra de sus propias acciones por las empresas cotizadas, van a ser las autoridades monetarias las que van a tomar el relevo comprando en masa acciones cotizadas —la famosa put estatal 6—. Pero hay un umbral de precios para la intervención bancocentralista en operaciones de open market bursátil.
Lo que no dicen es que el Repinchazo —grandioso por lo absurdo que es el nivel de precios a que han llegado Bolsa e inmuebles— será sudden and sharp —lo son todos siempre—, pero la oficialización rotunda de la Rerrecesión se demorará varios meses y, sin ella, no habrá política monetaria antirrecesiva de envergadura; tiempo más que suficiente para que la intervención, de existir, acabe siendo simbólica en cuanto a precios. Tampoco dicen que, tratándose de inmuebles, no va a haber intervención de sostén alguna.
Es un error creer que la trade war —y el brexit y el procés— será causa de la decadencia. ¡Es consecuencia de ella!
Lo que nosotros añadimos al debate, en este foro —único en el que se habla de estas cosas— es la idea incómoda de que la caída, esta vez, además de ser épica, va a ser de época.
Se ve muy bien en el siguiente gráfico del Dow Jones:
Los autores de este gráfico (macrotrends.net 7) presentan tres grandes épocas —concepto muy cercano al que aquí llamamos modelo—. Fíjense cómo la época que se inicia en los 1980 —modelo popularcapitalista/neoliberal, con sus tres burbujas: dotcom-2000, subprime-2008 y reburbuja-2018— tiene un perfil muy anormal y estridente respecto de las dos épocas anteriores.
Nosotros estamos asustadísimos, pero ellos están aterrorizadísimos, tanto que no les importa hacer el ridículo con añagazas roñosas inútiles que terminan atragantándose y poniendo en evidencia vulnerabilidades —en este sentido, primero, el partido conservador británico ha hecho una magnífica gestión del brexit, porque el objetivo era empantanarlo y aislar a los brexiteers, y, en segundo lugar, el trumpismo es la gran vulnerabilidad que tiene actualmente el imperio norteamericano y la hegemonía dólar—.
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